miércoles, 26 de junio de 2013

Sea leal con el ausente (by Stephen R. Covey)

Aumentar la productividad es siempre una prioridad de las organizaciones. A menudo gastamos una enorme cantidad de recursos en el importante trabajo de analizar los sistemas, procesos y prácticas de negocios para identificar problemas de productividad. Pero, ¿ha considerado alguna vez el costo que tienen las comunes actividades disfuncionales como son el chisme, la calumnia, el juego político y las rivalidades entre departamentos? ¿Ha considerado alguna vez el alto costo de la baja confianza?

Cuando preguntaba a las audiencias de las empresas que visitaba, cuánto de su tiempo consumían en este tipo de actividades, alrededor del 75% de las personas respondían que por lo menos una cuarta parte de su tiempo. El resto decía que dedicaban más de la mitad de su tiempo a estas actividades disfuncionales. Y cuanto más alto estaban en una organización, más grave se ponía la situación.

¿Cuál es la respuesta a este creciente problema? No es simple, pero me gustaría sugerir un punto de partida. Está en manos de cada uno de nosotros aplicar un principio básico en nuestra vida cotidiana: ser leales a aquellos que no están presentes.

Comparto un par de historias para ilustrar mi punto:

Hace años fui invitado a dar clases durante un año en una universidad de Hawái. Cuando mi familia y yo llegamos, nos desilusionamos mucho con nuestra vivienda ya que no era en absoluto lo que nos habían prometido.

Intenté, sin éxito, encontrar con el director de alojamiento universitario una solución de alojamiento más adecuada para nuestra numerosa familia. Finalmente, frustrado, me dirigí al presidente de la universidad para quejarme de lo incompetente e indiferente que había sido el director de vivienda. El presidente de inmediato dijo, “Siento mucho escuchar lo sucedido. Pero quiero que sepas que este director es una persona muy buena y competente”.

Entonces, para mi sorpresa dijo: “¿Por qué no le llamamos ahora, así podemos resolver juntos el problema?”. Yo quería decirle al presidente: “No, manéjelo usted, yo solo quería que estuviera al tanto del problema”.

Para mi desconcierto, el presidente llamó al director de alojamiento. Mientras esperaba a que llegase, me puse a pensar, “¿Le habré comunicado a este hombre claramente mis necesidades? Tal vez, yo soy en parte responsable de este lío”. Para cuando llegó el director de alojamiento, yo me sentía bastante humilde y avergonzado. Cuando entró, le dije: “¿Cómo estás? Encantado de verte”. Imaginen, solo minutos antes yo lo estaba criticando a sus espaldas y ahora el presidente podía sentir mi duplicidad, lo que aumentó mi sentimiento de vergüenza.

Para cuando terminamos la reunión, había solucionado los problemas con el director de vivienda, quien tuvo la oportunidad de explicar su punto de vista. El presidente de esta universidad me enseñó tres lecciones importantes ese día, lecciones que yo creo son una respuesta para reducir un tono cada vez más corrosivo y negativo en la sociedad.

En primer lugar, me obligó a asumir una posición de responsabilidad al reunirme directamente con el director para presentarle mis quejas. En segundo lugar, y quizás lo más importante, él me enseñó a ser leal a las personas que no están presentes. Aprendí a no hablar a espaldas de la gente en forma que me avergonzaría si llegaran a escucharme. En tercer lugar, debido a la lealtad del presidente con el director de vivienda que estaba ausente, aprendí a defender a los ausentes con un juicio prudente y darme cuenta del tono que utilizo al hablar de ellos.

Una vez conté esta historia en una conferencia. Después de la conferencia, un vicepresidente ejecutivo de un gran banco se me acercó y dijo: “Tuve una experiencia muy similar a la suya. Visité una sucursal bancaria y fui atendido por una de las cajeras. El servicio fue tan pobre que me quejé de la empleada que me atendió ante el jefe del departamento. La mayoría de los jefes departamentales se sienten muy intimidados por mí y apenas si pueden hablar conmigo. Pero la cabeza de este departamento me dijo: ‘Siento lo de su mala experiencia. Ella es una persona muy buena. Llamémosla y conversemos esto entre todos. Tal vez pueda decirle directamente cuál fue su experiencia’.”

El vicepresidente le dijo al jefe de departamento:

“No, manéjelo directamente usted; yo solo quiero que usted esté informado sobre la situación. No quiero involucrarme”. Pero el jefe del departamento le dijo al vicepresidente ejecutivo: “Yo sé que si se tratara de mí, me gustaría que me involucrasen. Si usted fuera esta cajera, ¿no le gustaría que lo involucrasen?”

Imagine el valor que necesitó ese jefe de departamento para hablarle en forma directa y honesta al vicepresidente del banco. La respuesta era evidente: “Sí, supongo que me gustaría”. “Bueno, entonces, vamos a llamarla”. Así que ella entró y confrontaron la situación. La persona recibió la retroinformación y la situación fue manejada de una manera responsable.

El vicepresidente luego me comentó: “Posteriormente, cuando estábamos tratando de elegir a un gerente para una de las sucursales bancarias, nominé a este jefe de departamento, basado totalmente en esa experiencia, porque pensé que si tuvo tanto valor, honestidad y lealtad para con alguien que no estaba presente, incluso frente a un alto ejecutivo, manejaría otras situaciones con integridad. Nominé a ese hombre sin conocer nada más acerca de él”.

Cuando usted defiende la integridad de una persona que no está presente, ¿qué les dice esto a los que sí están presentes? Dice que usted hará lo mismo por ellos.


Si usted permite que la gente a su alrededor critique, cuente chismes, señale y juzgue a otros, les está dando básicamente el mensaje de que usted hará comentarios similares acerca de ellos a sus espaldas.

SE NECESITA UNA CATARSIS INTEGRAL

Creo que el 2013 es un punto de inflexión entre lo viejo y lo nuevo, entre lo establecido y lo que está por venir.

El 2013 es un año revolucionario, en el que se están tambaleando los viejos paradigmas, los patrones de antaño que hasta ahora, pese a su estado de deterioro, funcionaban. Parece que todo a nuestro alrededor está raro, ocurren cosas que nunca habían ocurrido: los estudiantes salen a las calles y rompen todo, pueblos enteros hacen su revolución, la hambruna sigue e incluso la propia tierra grita de incomodidad, y nadie hace nada.  Muchos son los que se preguntan: ¿qué está pasando?, ¿qué está ocurriendo?

Se intuye en el silencio de los días, en el conformismo de los miedos, un grito unísono: “¡Basta!”. ¿Basta de….? De correr sin sentido, de solo vivir para trabajar, de la manipulación a la que hemos sido sometidos, del sistema de consumo que tanto nos ha esclavizado, de no poder intervenir, de tener que decir a todo que sí… Queremos hablar, queremos quejarnos, queremos exclamar: “¡Yo decido mi vida!”.

El mundo entero está harto de que los grandes poderes le utilicen, le vacilen, le lleven de aquí para allá a su libre albedrío. Los empleados han dejado de creer en las empresas, la lealtad se ha perdido, porque les han vendido demasiado aire. Ya nadie cree en nada, ya nadie cree en nadie.

¿A dónde hemos llegado? Al desánimo total, a la desconfianza más absoluta, a una crisis de valores sin precedentes. En definitiva, una crisis de confianza. No se trata de buscar culpables, ni de tomar ansiolíticos para superarlo, ni esperar a un redentor que nos saque de aquí. No, eso es lo que hemos hecho hasta ahora y por eso estamos donde estamos. El ser humano siempre espera que las cosas se solucionen - ¡ya vendrán tiempos mejores! - y la vida le pasa de lado. Escúchame, nadie nos va a salvar, cada uno es responsable de su vida, y lo que tenemos que preguntarnos es ¿cómo queremos que sea?, ¿cómo queremos vivir?, ¿cómo queremos ser recordados?

La vida es una decisión continua. No podemos ir por todos los caminos. No podemos vivir en todas partes ni de todas formas: hemos de elegir nuestro camino. Creo que este año es un gran momento para re-diseñarse, para empezar a decidir por nosotros mismos. Ahora que los grandes cimientos se están cayendo y que las firmes creencias se están resquebrajando es un gran momento para reconstruirnos, re-ilusionarnos y replantearnos la propia vida y las cosas de un modo distinto. ¡Qué eso da miedo! Claro que sí, cada vez que nos enfrentamos a un cambio en nuestra vida, aparece el miedo, ¿pero por miedo vamos a dejar de vivir?

La estabilidad nos da seguridad, nos hace sentirnos cómodos. ¿Qué es estable hoy día? Nada, por eso hemos de atrevernos más que nunca a salir de esa zona cómoda y expandirnos y pensar por nosotros mismos, y trazar un camino de ilusión, no de apatía. Hoy estamos viviendo arrastrando los pies por la vida.
Hay que re-ilusionar al ser humano, volver a hacerle creer que él tiene arte y parte en su propia vida, en su trabajo, en su entorno, porque lo tiene. Basta ya de ser títeres: queremos ser artistas de nuestra vida, queremos re-diseñarnos, recuperar nuestra soberanía personal, redescubrir la esencia de nuestros valores más profundos, ocupar nuestro verdadero lugar en la vida.

¿Cómo hacerlo? Creo que lo primero es darle vueltas a las cosas, replantearse lo indiscutible, partir de cero para renovarnos en el camino. Es decir, se trata de hacer un proceso de catarsis integral para seguir trabajando y viviendo. Sí eso es, creo que las empresas y los profesionales hoy más que nunca han de pararse y reflexionar, han de re-evaluar sus necesidades actuales, que posiblemente nada tengan que ver con las de antaño, han de ver cómo quieren vivir y trabajar ahora, pues el entorno ha cambiado y nosotros aún no hemos cambiado.

El trabajo ha de hacernos sentir bien, no ha de hacernos sufrir; el desarrollo tecnológico ha de facilitarnos las cosas, no esclavizarnos más; la globalización ha de darnos más oportunidades, no quitárnoslas; el acceso a la información ha de darnos conocimiento, no ignorancia ¡¿Qué estamos haciendo?! Dejándonos llevar y en eso no consiste la vida: la vida consiste en arriesgar.

El valor económico de la comunicación

¿Se imagina usted trabajar en su empresa a oscuras? ¿Se imagina usted abrir su comercio todos los días y tener los productos en venta escondidos? ¿Se imagina salir todos los días a trabajar y llevar su teléfono móvil sin conexión? Seguramente, las respuestas a estas cuestiones será la misma: “Imposible, no podemos trabajar de esa forma”. Entonces, ¿por qué todavía muchas empresas y organizaciones no tienen una política y estrategia de comunicación definida y clara?.

La comunicación es un recurso esencial para la visibilidad corporativa y comercial de la gran mayoría de organizaciones en el mundo actual. Y todavía más, es un recurso económico imprescindible porque genera procesos de negocios que a su vez conllevan beneficios, riqueza, y, en última instancia, calidad de vida y felicidad.

Y por esta razón, la comunicación requiere que las empresas le faciliten los recursos básicos necesarios para poder operar a plena satisfacción. La economía de la comunicación significa información, interacción, venta, negocio, riqueza, futuro.

Sin comunicación no hay información. Sin ella, difícilmente nuestros grupos de interés van a poder conocernos y entender lo que hacemos en nuestras organizaciones. Probablemente oirán de nosotros, pero no de una forma directa, profesional, completa y eficaz que les permita tomar decisiones acertadas sobre nuestros productos y servicios, y, aún más importante, que adopten una opinión y percepción positiva de nuestra organización.

Sin interacción no hay venta. Si no somos activos en nuestra comunicación, la interacción con nuestros mercados y nuestros clientes se resienten, las ventas bajan y ponemos en peligro la salud de nuestro negocio. ¿Hasta cuándo podríamos aguantar la caída de ventas?

Sin negocio no hay riqueza, ni futuro. Por lo tanto, debemos entender a la comunicación como una forma inteligente de cimentar y pulir la reputación y la imagen de las empresas es una realidad, pero incompleta. La comunicación es una actividad generadora de negocio para las empresas porque les facilita el acceso a los mercados en condiciones muy ventajosas para crear visibilidad de marca y promover relaciones comerciales.

Y es esta realidad la que nos debe convencer para proporcionar los recursos y estímulos necesarios a las políticas de comunicación, incorporándolas a pleno rendimiento en nuestra estrategia de negocio global.

¿Le suena a usted, estimado lector, Apple? ¿Y Zara? “Claro que sí”, será su respuesta. ¿Qué tienen en común Apple y Zara? La forma que estas dos grandes marcas gestionan su comunicación de empresa. Ambas marcas son una excelente guía y ejemplo de cómo utilizar el beneficio económico de la comunicación.

Zara, la mayor empresa textil del planeta, presente en los cinco continentes, está en boca de casi todas las mujeres jóvenes, y no tan jóvenes, desde Shanghái a Nueva York, pasando por Sídney, Londres, Santo Domingo y Madrid. ¿Ha visto usted alguna publicidad comercial de Zara? Seguro que no, porque no invierten en ella. ¿Ha oído usted hablar de Zara? Seguro que sí, porque invierten en comunicación. El boca a oreja de Zara es su estrategia de comunicación clave.

Construyen y hacen fluir información vital hacia sus clientes sobre la renovación constante de sus colecciones de moda, su diseños, su estilismo, las aperturas e inauguraciones en nuevas  localizaciones de sus tiendas “flagship” en prestigiosas ciudades del mundo. Provocan el interés, la curiosidad y la necesidad a sus clientes y seguidores de acudir a sus tiendas frecuentemente, los ilusionan con el hecho de que siempre van a encontrar una prenda, un diseño nuevo, original y económico. Su gestión de la comunicación es un magnífico ejemplo del valor económico de esta. Y es la estrategia que tiene Zara de estar en contacto e interactuar de forma permanente con sus audiencias.

Apple es otra excelente forma de ilustrar este concepto. Al contrario de lo que hace Zara, Apple sí invierte en publicidad comercial. Pero en donde han logrado construir su indiscutible liderazgo y reputación no es solo en el diseño e innovación de sus revolucionarios “gadgets” electrónicos, sino también en la gestión que, desde hace años, hacen de su política de comunicación. Son expertos en la gestión y utilización de valores como la intriga (de sus próximos lanzamientos), el deseo (por adquirir sus aclamados modelos y diseños), del anhelo (por ser el primero en disfrutar y tener un IPod, IPhone…). El mensaje: “se forman largas colas en la tiendas de Apple para recibir el nuevo modelo de…” se ha convertido en un “estándar” de la comunicación empresarial, que muchas empresas comienzan a utilizar. Incluida Zara.

Esta forma de comunicación estratégica de bajo perfil, constante, compleja en los detalles, cargada de simbología y valores intangibles crea “seguidores” de la marca. Busca la máxima complicidad ofreciendo al cliente la “realización de sus deseos” sobre los productos en cuestión, sea una tableta, un teléfono móvil, un vestido, unos zapatos, un cinturón, un reproductor de música, etcétera.

Tanto Apple como Zara han integrado la comunicación como una pieza esencial de sus negocios. La utilizan como elemento de interacción con sus clientes y seguidores, para vender más, para generar más negocio, para construir más fidelidad hacia sus marcas, para generar riqueza y, también, felicidad, la felicidad de adquirir un iPad o vestir ese último modelo de primavera de Zara.

Apple y Zara han comprendido muy bien “el valor económico de la comunicación”. Por eso hoy son marcas universales, amigables, reputadas, innovadoras, accesibles, cercanas, fiables. Y por estas razones todas las empresas deberían reflexionar sobre cómo están utilizando su comunicación y las múltiples posibilidades que esta les puede ofrecer para mejorar en sus ámbitos de negocio y sus relaciones con sus clientes. Apple y Zara así lo hicieron hace mucho tiempo. ¿Se anima? ¿O prefiere seguir a oscuras en su empresa?

Las 7 Trampas...

He tenido la dicha de interactuar con, o mejor dicho, de aprender de miles de personas exitosas. Me atrevo a especular que no pasa un día en el que no interactúe por alguna vía con una persona exitosa.

Ya sea por vocación o por “desviación” profesional, trato de aprender de estas personas, en algunos casos haciendo preguntas directas, en otros por simple observación, y en algunos pocos mediante profundo análisis. Si algo he aprendido es que en materia de éxito no existen las recetas de “qué hacer” pues cada caso de éxito responde a realidades, coyunturas y contextos diferentes. Lo que sí he identificado es que hay recetas de “qué no hacer”: lo que estas personas no hacen o, más bien, lo que evitan hacer a toda costa, ya sea de forma natural o meditada, en su camino hacia el éxito. Estas lecciones aprendidas las he querido resumir en siete “trampas” en las que debemos evitar caer. Se las comparto a continuación:

  1. La Trampa del Estatus: Las personas que caen en la Trampa del Estatus toman decisiones, incluso financieras, fuera de sus posibilidades solo para estar a la altura de la imagen que desean proyectar, o peor aún, del estándar de vida al que aspiran. Adquieren bienes y servicios y disfrutan de lujos por encima de sus posibilidades y margen de maniobra de sus ingresos actuales, llegando incluso a hipotecar sus ingresos futuros y cayendo en una espiral de la que resulta casi imposible salir. Las personas de éxito, sobre todo al inicio de sus carreras, evitan caer en esta trampa, pues es de las que más pueden limitar su potencial de crecimiento.
  2. La Trampa de Querer Encajar: La mayoría de los que caen en esta trampa dedican enormes cantidades de recursos y esfuerzos para lograr “encajar”. Con “encajar” me refiero a ser aceptados y pertenecer a un determinado grupo, o ser considerados de una forma determinada. Las personas de éxito, o al menos las que dejan huella, están conscientes de que son únicas en el universo y que tienen realidades únicas, no tienen temor a no “encajar” y saben que la mejor vía al éxito es ser auténticas. No les preocupa ser percibidas como “extrañas”, excéntricas o simplemente distintas.
  3. La Trampa de la Complacencia: Esta trampa consiste en perder el impulso o “bajar la guardia” cuando ya se ha alcanzado un nivel cómodo de éxito. Los que caen en ella han perdido la perspectiva debido a que en su entorno les hacen sentir superiores. En el caso de personas con altas posiciones ejecutivas, el caer en esta trampa puede ser generado por la percepción de que son exitosas por el hecho de tener acceso, como parte de los beneficios vinculados a su posición, a elementos externos y “estéticos” asociados con el éxito.
  4. La Trampa de Compararse: Los atrapados en esta trampa piensan que existen “indicadores visibles o tangibles” del éxito y solo asumen que lo han logrado cuando estos indicadores se manifiestan. En lugar de medir su avance con respecto a sí mismos, constantemente miden su avance con relación al de los otros. Viven en una eterna competencia y comparación con los demás, muchas veces sin que estos lo sepan. A menudo, devoran biografías de personas exitosas en busca de nuevos patrones y modelos. Como, lamentablemente, en su esquema de comparación solo evalúan ciertos parámetros y pierden la perspectiva integral del éxito, son los más proclives a sufrir de envidia.
  5. La Trampa de Posponer: Los que caen en esta trampa se escudan, consciente o inconscientemente, en las crisis mundiales o nacionales, en las reformas fiscales, en que no hay circulante y en cualquier otra excusa u obstáculo, por mínimo que sea, para no tomar decisiones. Estas personas han desarrollado el “don de la procrastinación”. Aplazan la toma de decisiones importantes y se distraen con cualquier actividad a fin de no afrontarlas. Una mezcla de apatía, inconformidad y resignación hace que les cueste mucho tomar decisiones. Las personas de éxito han aprendido a “posponer el posponer”.
  6. La Trampa de ser la Víctima: Las personas atrapadas en esta trampa no han aprendido a asumir la responsabilidad de trazar su destino. Se creen la historia de que el universo conspira en su contra y que la suerte no está a su favor. Todo lo que les pasa en la vida es culpa de otros o de las circunstancias pasadas, presentes o futuras. Todo lo que les pasa en la empresa es culpa del jefe, de los compañeros, de los empleados que supervisa... Como decía el Dr. Covey, las personas de éxito saben que existen situaciones que escapan de su círculo de influencia y se concentran y trabajan en lo que sí está dentro de su círculo de influencia.
  7. La Trampa del Perfeccionismo: Los que caen en esta trampa sufren de “parálisis por análisis”. Necesitan que todo esté “en su punto” antes de tomar acción. Aplazan y retrasan proyectos e iniciativas bajo la premisa de que todavía deben mejorarse algunos detalles. Si bien estas personas por lo regular hacen las cosas excelentemente bien, cuando al fin toman una decisión otros ya se les han adelantado... Lo más grave es que detrás de esa actitud perfeccionista a veces subyace una inseguridad disfrazada o un miedo patológico al rechazo o al fracaso.


¿Cómo evitar caer en estas trampas? No hay una respuesta sencilla. Pero el solo hecho de admitir que existen es ya un paso importante, pues al reconocer en nosotros comportamientos que encajan con alguna de estas siete trampas, podemos tomar acción correctiva de inmediato.

martes, 18 de junio de 2013

Bután y el índicador FIB o Felicidad Interna Bruta

El diminuto Reino de Bután, un país montañoso  situado en el Sur de Asia y localizado en los Himalayas  y donde se práctica el budismo como religión oficial, es todo un ejemplo para los países occidentales. Como país, se propuso un reto, abrió una puerta a una manera diferente de ver y hacer las cosas en base a un indicador que mide la felicidad de todos sus habitantes. El indicador FIB o Felicidad Interna Bruta.

El término fue acuñado por el rey Jigme Singye Wangchuck en 1972 quien dando inicio a su reinado se encontró ante la difícil decisión de elegir el camino por el que quería conducir a su pueblo. Ejemplos más allá de sus fronteras no le faltaban,  la mayoría,  modelos que coincidían en un gobierno y grupo de ciudadanos concentrados en alcanzar riqueza económica.

Pero Jigme Singye Wangchuck, encontraba en estos modelos algunas grietas: por un lado, sólo algunos lograban alcanzar esa riqueza tan ansiada que se acumulaba  en pocas manos dejando a otros en la miseria; por otro lado, ese objetivo único de obtener dinero en base a la explotación de recursos, dejaba el medio ambiente desprotegido y aniquilado. El gobierno y los ciudadanos debían entonces mirar hacia otro objetivo que no fuera simplemente el económico.

Como resultado de esta simple reflexión aparece en escena el indicador FIB o Felicidad Interna Bruta que viene a ocupar en Bután el lugar  del por todos conocidos indicador PIB o Producto Interno Bruto. Ambos indicadores tienen el objetivo de medir el bienestar de una sociedad, pero mientras que el PIB se basa en valores materiales; teniendo en cuenta la producción de bienes materiales y servicios de una sociedad en el plazo de un año, el FIB  se basa en la felicidad y bienestar de las personas  que viene dada por una serie de factores además del económico. El desarrollo económico, desde este punto de vista, se obtiene también de una forma más sostenible.

La felicidad por supuesto tiene que ver también con términos económicos, pues eso  permite al gobierno poner a disposición del pueblo los recursos básicos como son la sanidad y la educación; pero no sólo. Y en este no sólo radica la diferencia. Y cuando el foco incide más en estos nuevos indicadores, los resultados son irremediablemente distintos.

Jigme Singye Wangchuck basó por tanto su reinado en una simple pregunta ¿Qué hace a mis ciudadanos felices? Con esta pregunta traspasa su poder también al pueblo, convirtiendo a Bután  en una monarquía parlamentaria en 2008 y en la democracia más joven del mundo donde  la filosofía de desarrollo del FIB es el orgullo de sus habitantes.

El FIB se fundamenta en los siguientes principios:
  • Buena gestión de los asuntos públicos
  • Desarrollo económico equilibrado
  • Conservación del medio ambiente
  • Preservación y fomento de la cultura
Sobre todo, el gran éxito de este modelo de desarrollo en Bután es el estar consiguiendo abrazar la modernidad y la globalización dejando intactos los valores y tradiciones propias. Bután, sólo coge lo mejor del progreso y no permite que este arrase la esencia de su cultura. De esta forma Bután se ha convertido hoy en un verdadero campo de cultivo fértil para nuevas ideas y nuevas formas de hacer las cosas en el que muchos países tienen puestos hoy sus ojos y sus esperanzas.

Les dejo con un vídeo explicativo muy interesante sobre el indicador FIB:
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=qXaiVjiGTik

lunes, 17 de junio de 2013

Pasión: ¿Vives tu vida en ON o en OFF?


La pasión es la emoción más intensa que existe, es la locomotora que tira del éxito. Uno sólo la siente cuando se dedica a lo que realmente le entusiasma, a lo que ama y a lo que es más importante. Cuando uno realmente siente pasión por algo, no tiene que esforzarse en poner atención, sale sólo, y ni siquiera siente el paso del tiempo, porque éste pasa rápido cuando uno se dedica a lo que le apasiona.

Sin embargo, son muchas las personas que jamás la han sentido, ya que prefieren moverse en la vida en el campo de lo conocido, en vez de intentar descubrir que es lo que en verdad les hace vibrar. Todos estamos capacitados para sentir esa fuerte energía, no puede ser cierto eso de que existen personas apasionadas y personas desapasionadas. Yo, al menos, nunca me lo he creído. Lo que sí sé es que existen personas que en la vida buscan, luchan y se arriesgan y personas “cómodas”, que aunque no sientan esa energía y esa fuerza de la pasión, jamás se arriesgan.

Por otro lado, existen personas que quieren tener pasiones “únicas” vinculadas a grandes talentos y piensan que jamás se podrán apasionar porque no tienen talentos tan espectaculares, o porque no sienten la ópera como hay que sentirla, o no saben mirar la pintura como hay que mirarla, o no disfrutan del deporte de la manera en que lo hacen otros… y aquí me rebelo por dos razones:
  • Porque no todas las pasiones tienen que estar necesariamente relacionadas con el deporte o con el arte.
  • Porque quién es el que dice como hay que sentir o hacer las cosas.
Tú eres el único dueño de tus sentimientos, y como quieres sentir la vida depende exclusivamente de ti. Yo me permito vivir ¿y tú?

Hay quienes leen esta larga lista y se sienten mal, y se niegan a reconocer que son uno de tantos potenciales “muertos en vida” (El 67% de empleados entre 18 y 35 años se siente infeliz en el trabajo, dicen que es una “desilusión” que no ha satisfecho sus expectativas), aun así algunos prefieren lamentarse que movilizarse. Asumir su auto-responsabilidad les resulta demasiado duro: “Qué quieres que haga, las cosas son así” o “de qué sirve luchar, si al fin y al cabo va a pasar lo que tenga que pasar”.

Otros en cambio, toman consciencia que si no están apasionados con una actividad, es porque no les ofrece ni crecimiento, ni felicidad, ni expansión, y deciden lanzarse en busca de la pasión, a ellos les recomendaría que se tomaran un tiempo para trabajar en los siguientes 5 pasos:
  1. Escribe una lista de tus 15 Pasiones (las cosas que más te gustan, que son más importantes para ti y que son básicas para tu felicidad).
  2. Elije las 3 que más te gustan.
  3. Escribe 4 ó 5 indicadores que describan lo que ocurrirá cuando esté viviendo cada una de estas 3 pasiones (cuando estoy paseando por la playa, siento la puesta del sol).
  4. Escribe las creencias limitantes que te impiden vivir estas pasiones.
  5. Aliena tus pasiones a tu desempeño profesional (haz de tus hobbies una forma de vida que te dé ingresos. Recuerda pasión y éxito son inseparables).

En definitiva, la vida con pasión consiste en vivir cada momento de la vida y disfrutarlo con intensidad como si fuera el último, es vivir con todos los sentidos, es vivir la realidad que a cada rato te ofrece la vida: “No puedes vivir, vivir de verdad, sin sentir pasión por lo que haces”.

Y lo mejor de todo, cuando estamos con personas con pasión sentimos que vivimos más intensamente, pues la pasión es contagiosa. Cuando las personas hablan de sus pasiones se llenan de luz.

“Paladear un buen vino francés, dejar que la vida transcurra perfumada con el aroma del azahar, tocar la guitarra clásica o de jazz, y disfrutar de su faceta como escritor”. Chris Stewart (Baterista fundador de Génesis)

Como ves hay dos opciones en ON o en OFF ¿Te atreves a pulsar el switch?



viernes, 14 de junio de 2013

9 Puertas...

Quisiera compartir con ustedes las “9 Puertas” que entiendo que debemos abrir en nuestro camino hacia el éxito personal y profesional. Decir que son mías sería mentir, pues las he aprendido, con variantes y matices, de personas que he conocido en mi diario vivir. Decir que ya las crucé todas sería mentir aún más, pues todavía estoy en el proceso de cruzar algunas. Espero que les ayuden tanto como a mí.
  1. Redacte su misión personal. Lewis Carroll dice en su libro Alicia en el País de las Maravillas: “Si no sabes dónde vas, cualquier camino sirve”. Su misión personal debe responder la pregunta: “¿Para qué estoy en este mundo y de qué forma pienso dejarlo mejor de cómo lo encontré? Solo si sabemos cuál es nuestra “causa personal” y nuestra razón de ser, podremos dar los pasos siguientes.
  2. Defina lo que son el éxito y la felicidad para usted. La sensación de no ser exitoso es una de las causas de la infelicidad e insatisfacción. Si les preguntamos a las personas en qué consiste ser exitoso, el 90% no lo sabrá definir. ¿Cómo, entonces, podrá sentir que no ha obtenido algo si no sabe claramente lo que es? Defina qué son el éxito y la felicidad para usted. Quizá ya es feliz y exitoso y no se ha dado cuenta…
  3. Construya sobre sus fortalezas. Vivimos en la “Era de la Culpa”. El compararnos con estereotipos nos hace sentir que si no somos como se espera que seamos, estamos “fallando”. El primer paso es aceptarnos como somos y conocer cuáles son nuestras fortalezas (créame, todos las tenemos). Nuestro éxito se debe sustentar en afianzar nuestras fortalezas naturales. ¿Quiere decir esto que no debemos mejorar en las áreas donde tenemos oportunidades? ¡Claro que no! Pero enfocarnos solo en corregir nuestros defectos sin pulir nuestros talentos es una receta para el fracaso.
  4. Piense en grande, pero trabaje duro en lo pequeño. Es importante tener grandes aspiraciones, pero más importante es que todas las pequeñas piezas que garanticen lograrlas estén en su sitio. Más de un gran proyecto se habrá ido a pique por un solo error y más de una relación se habrá terminado por una simple palabra. Sin atención a los detalles, el fracaso está garantizado. Lo paradójico es que en la medida que progresamos en la vida, tendemos a relegar precisamente esos detalles que hacen la diferencia.
  5. Evite a toda costa la mediocridad. No solo se trata de evitar ser mediocre, sino de evitar a las personas mediocres. ¿A qué me refiero con ser mediocre? A no hacer las cosas al 100% de su capacidad o al 100% de cómo deben hacerse. Cada vez que usted hace algo a “medias” está siendo mediocre, independientemente de las excusas que tenga para no hacerlo bien. ¿Cómo evitar la mediocridad? Cada vez que haga algo, debe quedar con la sensación de que dio “su todo”, aunque los demás no lo noten, valoren o reconozcan.
  6. El tiempo pasa como quiera, así que aprovéchelo. Deje a un lado argumentos como “la vida es una” o “no negocio mi calidad de vida”. Claro que hay que disfrutar la vida y tener un balance. Pero, haciendo una analogía con nuestros años en el colegio, para disfrutar de las vacaciones había que estudiar y pasar de curso. Si desea hacer algo, por difícil que sea, comience hoy mismo a dar pasos formales para lograrlo, si no, es probable que dentro de un año se arrepienta de no haber empezado hoy.
  7. Siembre, siembre y siembre. Cada vez que pueda hacer un favor, hágalo. Cada vez que pueda brindar un consejo, hágalo. Cada vez que pueda estimular a alguien, hágalo. Cada vez que pueda dar un elogio sincero, hágalo. Cada vez que pueda aportar su granito de arena para mejorar la vida de alguien, hágalo. Enseñe todo lo que sabe sin miedo. A veces, no hacemos algo por temor a la traición y a la ingratitud. No se preocupe: la vida está diseñada para que lo que sembremos por un lado, lo cosechemos por otro.
  8. Sea usted mismo. Imagine un actor que tiene que interpretar el mismo papel durante todos los días de un año, veinticuatro horas al día. ¿Agotador solo de pensarlo, no? Pues esto es lo que muchos hacen todos los días. Están tan enfocados en ser “correctos” y en “complacer” a los demás que olvidan su esencia y quiénes son realmente. Valore su individualidad, sea transparente, y atraerá a su vida a las personas correctas.
  9. Cultive la capacidad de estar solo. Dedique tiempo para disfrutar de su propia compañía. Cultive la habilidad de “dialogar” con usted mismo y conectarse con su esencia sin la presencia de estímulos externos. Debe crear espacios donde pueda estar ausente de las presiones del día a día y de sus “roles” para reflexionar y reenfocarse.
Estas 9 puertas no son más que umbrales que nos brindan la posibilidad de acceso al éxito, pero no garantizan que con entrar lo logremos. Para conseguirlo, somos nosotros los que debemos dar el primer paso, el segundo y el tercero... Recordemos que el éxito está en el recorrido, no en el destino.

lunes, 10 de junio de 2013

Invictus (por William Ernest Henley)


Ver extracto película: Invictus

En medio de la noche que me cubre,
Negra como el abismo de polo a polo,
Agradezco a cualquier dios que pudiera existir
Por mi alma inconquistable.
En las feroces garras de las circunstancias
No me he lamentado ni he llorado.
Bajo los golpes del azar
Mi cabeza sangra, pero no se doblega.
Más allá de este lugar de ira y lágrimas
Se acerca inminente el Horror de la sombra,
Y aun así la amenaza de los años
Me encuentra y me encontrará sin miedo.
No importa cuán estrecha sea la puerta,
Cuán cargada de castigos la sentencia.
Soy el amo de mi destino:
Soy el capitán de mi alma.

Original en Inglés

Out of the night that covers me,
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.

In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.

Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds and shall find me unafraid.

It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.

lunes, 3 de junio de 2013

La travesía del Endurance: Liderazgo Extremo


"Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de completa oscuridad. Peligro constante. No se asegura retorno con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito". 

Éste fue el anuncio de prensa que puso en 1914 Sir Ernest Shackleton para reclutar tripulación para ir a la Antártida. Éste fue el comienzo de una peligrosa aventura que terminó convirtiéndose en una de las mayores lecciones de liderazgo, supervivencia y superación humanas que se recuerdan.

El explorador británico Ernest Shackleton hizo planes para ser el primero en liderar una expedición en trineo a través de todo el continente de la Antártida. El 5 de diciembre de 1914, partió en el barco Endurance. Sin embargo el Endurance chocó contra un gran bloque de hielo. Para el 27 de enero de 1915, el Endurance había quedado completamente varado y, durante dos años, el mundo no tuvo noticias de Shackleton ni de su tripulación. Parecía que hubiesen desaparecido de la faz de la Tierra. Sin embargo, en una increíble hazaña de supervivencia, los miembros de la expedición sobrevivieron en el hielo sin perder ni a un solo hombre.

Aunque Ernest Shackleton nunca alcanzó el polo sur y no logró atravesarlo cuando se lo propuso, su capacidad para sobrevivir a lo imposible es un modelo de liderazgo de éxito. El objetivo de la misión tuvo que ser abandonado cuando el barco Endurance quedó atrapado en el hielo cerca de su destino en la Bahía Vahsel. Más tarde quedaría destrozado, aplastado por los bloques de hielo que lo aprisionaban, lo que obligó a la tripulación del barco y los miembros de la expedición a realizar un viaje épico en trineo atravesando el helado Mar de Weddell y posteriormente en bote hasta la Isla Elefante, en el archipiélago de las Islas Shetland del Sur. Una vez allí, reconstruyeron uno de sus pequeños botes y Shackleton acompañado de otros cinco hombres navegó hasta la isla Georgia del Sur en busca de ayuda.

Este viaje, realizado a finales del otoño Antártico (abril-mayo), embarcados en un bote de tan sólo 6,7 metros de eslora, a través del Paso Drake hasta Georgia del Sur, era arriesgadísimo y posiblemente no tenga rival en la historia de la navegación. Tocaron tierra en la costa sur de la isla Georgia del Sur y atravesaron la cordillera que recorría la isla como si fuera su espina dorsal, en 36 horas en un igualmente notable viaje (habría que destacar que el interior de la isla aún no había sido cartografiado) que permitió iniciar los planes para el rescate de sus hombres en la isla Elefante.

Los 22 hombres que habían permanecido en la Isla Elefante fueron rescatados por el buque chileno Yelcho, comandado por Luis Pardo Villalón, el 30 de agosto de 1916, tras otros tres intentos fallidos a causa de las pésimas condiciones meteorológicas. Dado que toda la tripulación del Endurance sobrevivió, las decisiones de Shackleton en esta ocasión continuan siendo puestas como modelo de liderazgo en condiciones extremas.

El hecho no haber perdido una sola vida da testimonio de su habilidad como líder. Dennis Perkins en su libro  "Las 10 estrategias de Shackleton en su gran expedición antártica " describía las que a su juicio fueron sus diez estrategias clave en esos momentos extremos:

Estrategia 1: Nunca pierda de vista la última meta y concentre su energía en objetivos a corto plazo. 

Liderar al límite significa buscar cualquier oportunidad para realizar acciones decisivas, y rechazar el desanimo que se produce cuando algunos esfuerzos resultan infructuosos…

"Estoy seguro de que intentar una marcha es lo correcto… Será mucho mejor para todo el grupo sentir que, aunque progresamos lentamente, vamos hacia tierra, que quedarse sentado esperando una deriva hacia el noroeste que nos saque de esta extensión de hielo.” Ernest Shackleton

Estrategia 2: De ejemplo personal con símbolos y conductas visibles y fáciles de recordar.

“Shackleton recalco, hablando con suma convicción, que ningún objeto tenía valor alguno si se compara con la supervivencia y exhortó a los expedicionarios a que fueran implacables deshaciéndose de cualquier peso innecesario, independientemente de su valor. Después de hablar, saco de su chaqueta una caja dorada de cigarrillos y varios soberanos de oro y los tiro a la nieve”. Alfred Lansing

Estrategia 3: Inspire optimismo y auto-confianza, pero aférrese a la realidad.

Una inteligencia aguda, ser competente en el negocio y fuertes habilidades interpersonales son cualidades primordiales para el liderazgo…

“Shackleton tenía una comprensión maravillosa y peculiar de las actitudes y las relaciones de las personas entre sí y de la expedición como un todo. Percibía cuán profundamente una persona o un grupo de personas podían afectar a la psicología de los demás. …Insistía mucho en la cortesía y en el optimismo y, de hecho, su actitud era: “Tienes que ser condenadamente optimista”. Frank A. Worsley

Estrategia 4: Cuide de sí mismo: mantenga su resistencia y déjese de complejos de culpa.

Quienes han elegido dirigir al límite son, con frecuencia, individuos dotados de gran energía y empuje. Al mismo tiempo, la persecución de metas nobles implica fuertes exigencias físicas y psicológicas…

“No había dormido durante ochenta horas… Había estado gobernando el timón durante nueve horas, mientras dirigía a los otros botes, y casi no podía mantenerme despierto. Greenstreet, que es un buen marino, me decía continuamente que dejara el timón y durmiera algo, pero yo estaba tan obsesionado con llegar a la isla (…) que seguí, cuando debiera haber cedido el gobierno a otro. La consecuencia fue que me quede dormido unos segundos y el Docker… cambio de rumbo. Todos estábamos cansados y faltos de sueño habíamos perdido algo el juicio. Frank A. Worsley

Estrategia 5: Refuerce constantemente el mensaje de grupo: “somos uno, viviremos y moriremos juntos”.

No había duda alguna en la mente de Shackleton de que la supervivencia del grupo dependía de un trabajo en equipo excepcional… una división del grupo hubiera implicado desperdiciar energía, y esa falta de armonía hubiera supuesto la diferencia entre la vida y la muerte.

“Shackleton siempre se opuso a dividir el grupo, y muy sensatamente rehusó considerar tal opción (…) aunque la tentación de explorar (…) era casi irresistible”. Frank A. Worsley

Estrategia 6: Minimice las diferencias de estatus e insista en la cortesía y el respeto mutuo.

A Scott le gustaba hacer inspecciones con todos los hombres formados en cubierta. Estaban firmes hasta que se les congelaban los pies… era un mal comunicador, y en vez de usar la información para reforzar los vínculos de unión del equipo, se guardaba la información más elemental. Incluso los oficiales desconocían los destinos y la duración de las estancias en los mismos.

“Shackleton, en privado, me forzó a aceptar la galleta de su desayuno, y me hubiera dado otra esa noche si yo lo hubiera permitido. No creo que nadie en el mundo pueda valorar cuanta generosidad y empatía ha mostrado con este gesto: yo sí, y juro por Dios que nunca lo olvidare. Miles de libras no hubieran podido comprar esta galleta”. Frank Wild

Estrategia 7: Domine el conflicto. Maneje el enfado en dosis pequeñas, atraiga a los disidentes e impida luchas de poder innecesarias.

Conflicto: solo la mención de la palabra puede levantar sentimientos de ansiedad. Los ejecutivos competentes que entran sin miedo en el mercado de trabajo hacen lo que sea para evitar las fricciones interpersonales. Pero el conflicto es un componente predecible en la volátil mezcla de actitudes y emociones que se encuentra en las organizaciones al límite. El conflicto llega de diversas maneras: discusiones directas, desacuerdos, sabotaje y agresión pasiva.

“(…) tales eran los peligros psicológicos de una comunidad aislada. Las peleas y la tensión estaban siempre como telón de fondo. Había irritabilidad entre caras demasiado familiares, y no había modo de escapar (…). Sobre todo, era fundamental pensar en el líder, y Shackleton tenía el poder de adelantarse a los problemas sin hacer nada aparente” Roland Huntford

Estrategia 8: Encuentre algo que celebrar y algún motivo con el que reír.

En circunstancias de estrés, cuando los tiempos son difíciles, hacer una fiesta es lo que menos se le pasa a uno por la cabeza. En condiciones de supervivencia, la risa es un acto antinatural, y en situaciones difíciles de negocio, el humor puede parecer frívolo, improcedente y fuera de lugar. En condiciones de presión extrema, la capacidad de relajarse, festejar y reír puede marcar la diferencia, romper una espiral de depresión y estimular la creatividad… puede permitir al personal coger perspectiva y tomar distancia psicológica respecto a sus problemas.

“La desaparición del sol es un acontecimiento depresivo en las regiones polares, donde los largos meses de oscuridad implican presión mental y física. Pero la tripulación del Endurance no renuncio a abandonar su alegría cotidiana, y un concierto por la tarde hacia del Ritz una escena de ruidoso jubilo que contrastaba extremadamente con el fio y silencioso mundo del exterior.” Ernest Shackleton

Estrategia 9: Este dispuesto a asumir el gran riesgo.

El riesgo innecesario es una forma de insensatez que pone en peligro la estabilidad de la organización o, incluso, vidas humanas. Hay momentos en los que, claramente, hay que dejarse llevar, y hay situaciones en las que hay que minimizar el riesgo. Por desgracia, también hay momentos en los que mantener lo que parece el rumbo seguro es un movimiento peligroso.

“Shackleton era (paradójicamente) un hombre muy prudente. Puede parecer producto de la fantasía decir que un explorador antártico de su calibre era cauto, pero era así. Era valiente, el hombre más valiente que he visto nunca, pero no era insensato. Cuando era necesario, asumía las tareas más peligrosas y lo hacía sin miedo, pero siempre se aproximaba de forma reflexiva y realizaba las tareas de forma segura. Estaba orgulloso de su reputación de prudente y, por eso, el apodo que se había ganado en su primera expedición era Jack el prudente, lo que le halagaba mucho”. Frank A. Worsley

Estrategia 10: Nunca abandone, siempre hay otro movimiento.

Encontrar soluciones creativas para grandes problemas es una tarea difícil, incluso en las mejores circunstancias, pero en situaciones al límite es aun más costosa. El miedo, el cansancio físico y el hastió psicológico son parte integrante de la travesía que afrontaron aquéllos que han estado expuestos a los limites de la supervivencia, o bien las organizaciones que intentan lograr los máximos niveles posibles de realización. La capacidad para resolver problemas se vuelve crítica, y la necesidad de innovación es vital precisamente en estos momentos de estrés.

Cuando los movimientos obvios están agotados, es necesario buscar otros. Tampoco hay que desechar ninguna idea, por estrafalaria que parezca, sin antes considerarla detenidamente. Piense lo impensable y anime a los demás a hacer lo mismo. La creencia inquebrantable en que siempre habra otro movimiento le dará energía para buscar soluciones, y la creatividad le proporcionara la capacidad para encontrarlas.

“Sin un ancla, el bote se escurría, balanceaba y hacia mucho agua. El vidrio de la brújula estaba roto, pero lo reparamos con escayola del botiquín”. Frank A. Worsley





La Última Lección


"No podemos cambiar las cartas que nos han repartido, sólo podemos tomar decisiones acerca de cómo jugaremos esa mano." Así se refirió Randy Pausch, antes de fallecer, a la manera como debemos manejar nuestra vida. El secreto está en disfrutar cada segundo como si fuera el último.
 
En septiembre de 2007, Randy Pausch llamó al auditorio de su última conferencia a cumplir los sueños de la infancia y a divertirse hasta el último minuto. "Me estoy muriendo pero me estoy divirtiendo", decía. Tras padecer un cáncer de páncreas terminal, este ciudadano norteamericano se dio a conocer por su lucha y perseverancia. Su historia de vida se ha convertido hoy en un caso que desde ya ha servido de inspiración para muchos.

Pausch trabajó como profesor e investigador de Ciencias de la  Computación en la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburg. Aunque no se hizo famoso por su profesión, si lo hizo por la conferencia que dio a sus estudiantes antes de morir. Lo que nunca imaginó fue que gracias a Internet y a través de YouTube su enseñanza fuera a dar la vuelta al mundo.  Igualmente, el libro que escribió junto a Jeff Zaslow – reportero del Wall Street Journal-  titulado “La última lección“, ya se convirtió en bestseller y fue traducido a 32 idiomas.
    
Enseñanza de despedida

La historia de vida de Pausch conmovió a millones de personas en el mundo. En 76 minutos llenos de humor y candidez, repasó su vida y se despidió dando consejos para todos. Hoy, usted puede acceder a lo que más de 10 millones de personas ya vieron. 

La conferencia de Pausch fue el resultado de un hombre que resumió una historia de vida para aconsejar a otros. Soñar grandes cosas, conservar el sentido del humor, ser agradecido, aprovechar el tiempo, decir la verdad, arriesgarse y no rendirse fácilmente fueron varios de los temas que expuso.    

Ejemplo a seguir 

¿Alguna vez se ha preguntado qué haría si determinan que le quedan pocos días de vida? Pocos se detienen a pensar en algo que quizá puede ser clave para cumplir metas y objetivos antes de morir. Según Pausch, durante el tiempo de existencia, debemos disfrutar, para vivir cada día con alegría y propósitos renovados.  
Los problemas y dificultades con los que nos enfrentamos, no deberían oscurecer nuestro panorama de vida. Por el contrario y en vez de lamentarnos, son obstáculos que demuestran lo mucho que queremos alcanzar algo.  

Cómo aumentar su tranquilidad
 
Para llevar una vida serena y poder disfrutarla al máximo, seguro vendrán bien estas recomendaciones.
  • Sea positivo. No se rinda fácilmente ante las adversidades. 
  • Nunca se vea obligado ante una oportunidad. Aproveche solo lo que desea y haga parte de sus      objetivos de vida. 
  • Cree una balanza con los aspectos que conforman su vida. No limite su vida a un solo propósito o actividad.
  • Sea realista. Analice el motivo que lo está llevando a sobrecargarse de actividades. Es mejor hacer bien una sola cosa que hacer varias a medias.
  • Comparta sus experiencias con otros. Así será feliz junto a los demás.  
Randy Pausch se convirtió en un claro ejemplo de vida. Luchando con un cáncer terminal, mostró una excelente actitud hacia la vida, sin importar las circunstancias negativas en las que uno se pueda encontrar. Su charla invita a reflexionar y a valorar las cosas que tenemos, a luchar por nuestros sueños así parezcan imposibles de alcanzar y a renunciar al lamento ante las dificultades.

Pausch logró combinar su humor, la inspiración y la inteligencia que hicieron de su libro y conferencia un testimonio histórico de lucha y superación que servirá de ejemplo para muchos.

En este video se muestra un resumen de "la última lección" de Randy Pausch: La Última Lección