La pasión es la emoción más intensa que existe, es la
locomotora que tira del éxito. Uno sólo la siente cuando se dedica a lo que
realmente le entusiasma, a lo que ama y a lo que es más importante. Cuando uno
realmente siente pasión por algo, no tiene que esforzarse en poner atención,
sale sólo, y ni siquiera siente el paso del tiempo, porque éste pasa rápido cuando
uno se dedica a lo que le apasiona.
Sin embargo, son muchas las
personas que jamás la han sentido, ya que prefieren moverse en la vida en el
campo de lo conocido, en vez de intentar descubrir que es lo que en verdad les
hace vibrar. Todos estamos capacitados para sentir esa fuerte energía, no puede
ser cierto eso de que existen personas apasionadas y personas desapasionadas.
Yo, al menos, nunca me lo he creído. Lo que sí sé es que existen personas que
en la vida buscan, luchan y se arriesgan y personas “cómodas”, que aunque no
sientan esa energía y esa fuerza de la pasión, jamás se arriesgan.
Por otro lado, existen personas
que quieren tener pasiones “únicas” vinculadas a grandes talentos y piensan que
jamás se podrán apasionar porque no tienen talentos tan espectaculares, o
porque no sienten la ópera como hay que sentirla, o no saben mirar la pintura
como hay que mirarla, o no disfrutan del deporte de la manera en que lo hacen
otros… y aquí me rebelo por dos razones:
- Porque no todas las pasiones tienen que estar necesariamente relacionadas con el deporte o con el arte.
- Porque quién es el que dice como hay que sentir o hacer las cosas.
Hay quienes leen esta larga lista
y se sienten mal, y se niegan a reconocer que son uno de tantos potenciales
“muertos en vida” (El 67% de empleados entre 18 y 35 años se siente infeliz en
el trabajo, dicen que es una “desilusión” que no ha satisfecho sus
expectativas), aun así algunos prefieren lamentarse que movilizarse. Asumir su
auto-responsabilidad les resulta demasiado duro: “Qué quieres que haga, las
cosas son así” o “de qué sirve luchar, si al fin y al cabo va a pasar lo que
tenga que pasar”.
Otros en cambio, toman
consciencia que si no están apasionados con una actividad, es porque no les
ofrece ni crecimiento, ni felicidad, ni expansión, y deciden lanzarse en busca
de la pasión, a ellos les recomendaría que se tomaran un tiempo para trabajar en
los siguientes 5 pasos:
- Escribe una lista de tus 15 Pasiones (las cosas que más te gustan, que son más importantes para ti y que son básicas para tu felicidad).
- Elije las 3 que más te gustan.
- Escribe 4 ó 5 indicadores que describan lo que ocurrirá cuando esté viviendo cada una de estas 3 pasiones (cuando estoy paseando por la playa, siento la puesta del sol).
- Escribe las creencias limitantes que te impiden vivir estas pasiones.
- Aliena tus pasiones a tu desempeño profesional (haz de tus hobbies una forma de vida que te dé ingresos. Recuerda pasión y éxito son inseparables).
En definitiva, la vida con pasión
consiste en vivir cada momento de la vida y disfrutarlo con intensidad como si
fuera el último, es vivir con todos los sentidos, es vivir la realidad que a
cada rato te ofrece la vida: “No puedes vivir, vivir de verdad, sin sentir
pasión por lo que haces”.
Y lo mejor de todo, cuando
estamos con personas con pasión sentimos que vivimos más intensamente, pues la
pasión es contagiosa. Cuando las personas hablan de sus pasiones se llenan de
luz.
“Paladear un buen vino francés, dejar que la vida transcurra perfumada
con el aroma del azahar, tocar la guitarra clásica o de jazz, y disfrutar de su
faceta como escritor”. Chris Stewart (Baterista fundador de Génesis)
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