Quisiera compartir con ustedes las “9 Puertas”
que entiendo que debemos abrir en nuestro camino hacia el éxito personal y
profesional. Decir que son mías sería mentir, pues las he aprendido, con
variantes y matices, de personas que he conocido en mi diario vivir. Decir que
ya las crucé todas sería mentir aún más, pues todavía estoy en el proceso de
cruzar algunas. Espero que les ayuden tanto como a mí.
- Redacte su misión personal. Lewis Carroll dice en su libro Alicia en el País de las Maravillas: “Si no sabes dónde vas, cualquier camino sirve”. Su misión personal debe responder la pregunta: “¿Para qué estoy en este mundo y de qué forma pienso dejarlo mejor de cómo lo encontré? Solo si sabemos cuál es nuestra “causa personal” y nuestra razón de ser, podremos dar los pasos siguientes.
- Defina lo que son el éxito y la felicidad para usted. La sensación de no ser exitoso es una de las causas de la infelicidad e insatisfacción. Si les preguntamos a las personas en qué consiste ser exitoso, el 90% no lo sabrá definir. ¿Cómo, entonces, podrá sentir que no ha obtenido algo si no sabe claramente lo que es? Defina qué son el éxito y la felicidad para usted. Quizá ya es feliz y exitoso y no se ha dado cuenta…
- Construya sobre sus fortalezas. Vivimos en la “Era de la Culpa”. El compararnos con estereotipos nos hace sentir que si no somos como se espera que seamos, estamos “fallando”. El primer paso es aceptarnos como somos y conocer cuáles son nuestras fortalezas (créame, todos las tenemos). Nuestro éxito se debe sustentar en afianzar nuestras fortalezas naturales. ¿Quiere decir esto que no debemos mejorar en las áreas donde tenemos oportunidades? ¡Claro que no! Pero enfocarnos solo en corregir nuestros defectos sin pulir nuestros talentos es una receta para el fracaso.
- Piense en grande, pero trabaje duro en lo pequeño. Es importante tener grandes aspiraciones, pero más importante es que todas las pequeñas piezas que garanticen lograrlas estén en su sitio. Más de un gran proyecto se habrá ido a pique por un solo error y más de una relación se habrá terminado por una simple palabra. Sin atención a los detalles, el fracaso está garantizado. Lo paradójico es que en la medida que progresamos en la vida, tendemos a relegar precisamente esos detalles que hacen la diferencia.
- Evite a toda costa la mediocridad. No solo se trata de evitar ser mediocre, sino de evitar a las personas mediocres. ¿A qué me refiero con ser mediocre? A no hacer las cosas al 100% de su capacidad o al 100% de cómo deben hacerse. Cada vez que usted hace algo a “medias” está siendo mediocre, independientemente de las excusas que tenga para no hacerlo bien. ¿Cómo evitar la mediocridad? Cada vez que haga algo, debe quedar con la sensación de que dio “su todo”, aunque los demás no lo noten, valoren o reconozcan.
- El tiempo pasa como quiera, así que aprovéchelo. Deje a un lado argumentos como “la vida es una” o “no negocio mi calidad de vida”. Claro que hay que disfrutar la vida y tener un balance. Pero, haciendo una analogía con nuestros años en el colegio, para disfrutar de las vacaciones había que estudiar y pasar de curso. Si desea hacer algo, por difícil que sea, comience hoy mismo a dar pasos formales para lograrlo, si no, es probable que dentro de un año se arrepienta de no haber empezado hoy.
- Siembre, siembre y siembre. Cada vez que pueda hacer un favor, hágalo. Cada vez que pueda brindar un consejo, hágalo. Cada vez que pueda estimular a alguien, hágalo. Cada vez que pueda dar un elogio sincero, hágalo. Cada vez que pueda aportar su granito de arena para mejorar la vida de alguien, hágalo. Enseñe todo lo que sabe sin miedo. A veces, no hacemos algo por temor a la traición y a la ingratitud. No se preocupe: la vida está diseñada para que lo que sembremos por un lado, lo cosechemos por otro.
- Sea usted mismo. Imagine un actor que tiene que interpretar el mismo papel durante todos los días de un año, veinticuatro horas al día. ¿Agotador solo de pensarlo, no? Pues esto es lo que muchos hacen todos los días. Están tan enfocados en ser “correctos” y en “complacer” a los demás que olvidan su esencia y quiénes son realmente. Valore su individualidad, sea transparente, y atraerá a su vida a las personas correctas.
- Cultive la capacidad de estar solo. Dedique tiempo para disfrutar de su propia compañía. Cultive la habilidad de “dialogar” con usted mismo y conectarse con su esencia sin la presencia de estímulos externos. Debe crear espacios donde pueda estar ausente de las presiones del día a día y de sus “roles” para reflexionar y reenfocarse.
Estas 9 puertas no son más que umbrales que
nos brindan la posibilidad de acceso al éxito, pero no garantizan que con entrar
lo logremos. Para conseguirlo, somos nosotros los que debemos dar el primer
paso, el segundo y el tercero... Recordemos que el éxito está en el recorrido,
no en el destino.
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