martes, 18 de junio de 2013

Bután y el índicador FIB o Felicidad Interna Bruta

El diminuto Reino de Bután, un país montañoso  situado en el Sur de Asia y localizado en los Himalayas  y donde se práctica el budismo como religión oficial, es todo un ejemplo para los países occidentales. Como país, se propuso un reto, abrió una puerta a una manera diferente de ver y hacer las cosas en base a un indicador que mide la felicidad de todos sus habitantes. El indicador FIB o Felicidad Interna Bruta.

El término fue acuñado por el rey Jigme Singye Wangchuck en 1972 quien dando inicio a su reinado se encontró ante la difícil decisión de elegir el camino por el que quería conducir a su pueblo. Ejemplos más allá de sus fronteras no le faltaban,  la mayoría,  modelos que coincidían en un gobierno y grupo de ciudadanos concentrados en alcanzar riqueza económica.

Pero Jigme Singye Wangchuck, encontraba en estos modelos algunas grietas: por un lado, sólo algunos lograban alcanzar esa riqueza tan ansiada que se acumulaba  en pocas manos dejando a otros en la miseria; por otro lado, ese objetivo único de obtener dinero en base a la explotación de recursos, dejaba el medio ambiente desprotegido y aniquilado. El gobierno y los ciudadanos debían entonces mirar hacia otro objetivo que no fuera simplemente el económico.

Como resultado de esta simple reflexión aparece en escena el indicador FIB o Felicidad Interna Bruta que viene a ocupar en Bután el lugar  del por todos conocidos indicador PIB o Producto Interno Bruto. Ambos indicadores tienen el objetivo de medir el bienestar de una sociedad, pero mientras que el PIB se basa en valores materiales; teniendo en cuenta la producción de bienes materiales y servicios de una sociedad en el plazo de un año, el FIB  se basa en la felicidad y bienestar de las personas  que viene dada por una serie de factores además del económico. El desarrollo económico, desde este punto de vista, se obtiene también de una forma más sostenible.

La felicidad por supuesto tiene que ver también con términos económicos, pues eso  permite al gobierno poner a disposición del pueblo los recursos básicos como son la sanidad y la educación; pero no sólo. Y en este no sólo radica la diferencia. Y cuando el foco incide más en estos nuevos indicadores, los resultados son irremediablemente distintos.

Jigme Singye Wangchuck basó por tanto su reinado en una simple pregunta ¿Qué hace a mis ciudadanos felices? Con esta pregunta traspasa su poder también al pueblo, convirtiendo a Bután  en una monarquía parlamentaria en 2008 y en la democracia más joven del mundo donde  la filosofía de desarrollo del FIB es el orgullo de sus habitantes.

El FIB se fundamenta en los siguientes principios:
  • Buena gestión de los asuntos públicos
  • Desarrollo económico equilibrado
  • Conservación del medio ambiente
  • Preservación y fomento de la cultura
Sobre todo, el gran éxito de este modelo de desarrollo en Bután es el estar consiguiendo abrazar la modernidad y la globalización dejando intactos los valores y tradiciones propias. Bután, sólo coge lo mejor del progreso y no permite que este arrase la esencia de su cultura. De esta forma Bután se ha convertido hoy en un verdadero campo de cultivo fértil para nuevas ideas y nuevas formas de hacer las cosas en el que muchos países tienen puestos hoy sus ojos y sus esperanzas.

Les dejo con un vídeo explicativo muy interesante sobre el indicador FIB:
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=qXaiVjiGTik

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