martes, 14 de mayo de 2013

Principios y Valores


Principios no son Valores. La discusión sobre Principios y Valores aparece con frecuencia en el mundo organizacional, familiar o entre amigos, y se presta a no pocas interpretaciones.

Los estudios de Stephen R. Covey sobre “La Ética del Carácter” y la “Ética de la Personalidad” resaltan la importancia que para las organizaciones, comunidades, sociedades y para nuestra identidad humana tiene lograr claridad sobre el significado de estos dos conceptos.

Los Principios son leyes naturales, permanentes, muy poco susceptibles de discusión. Ellos son la esencia de lo que nos caracteriza, lo que verdaderamente somos. 

Quizás la mejor forma de entenderlos es la “Ley de la Granja” que nos dice que para cosechar algo, primero tenemos que preparar la tierra, sembrar la buena semilla, cuidarla, fertilizarla, protegerla de enfermedades y ataques de parásitos, insectos o alimañas, regarla y quitar la maleza, para al final obtener la buena cosecha. 

O somos íntegros o no lo somos, o somos confiables o no lo somos, o somos responsables o no lo somos: no existe nada como: más o menos íntegros, más o menos confiables, o más o menos responsables, como no existe aquello de una mujer más o menos embarazada, o está en Estado o no lo está.

Los Valores son atributos que le damos a los Principios y a las cosas, se basan en nuestras percepciones y en nuestra interpretación de la realidad, es el color del lente con el cual miramos al mundo. Aquí sí cabe aquello que yo acostumbro definir como “la gente tanto por ciento”: 70% simpática, 90% bonita, 30% cordial, 40% respetuosa, 20% paciente, 40 % comprometida, etc.

La “Ley de la Escuela” (como sistema social no natural) nos dice que si “calentamos materia” antes del examen de mañana en lugar de estudiar consistentemente, si aprovechamos la oportunidad de conocer las preguntas de antemano, o si hacemos un buen "torpedo", pasaremos el examen, posiblemente hasta con una buena nota.

¿Pero hasta donde nos llevarán prácticas como esta? Es posible que nos den resultado por un tiempo, pero no lograremos una mente cultivada. A la larga alguien finalmente “paga la cuenta”.

Los Valores están relacionados con la forma como proyectamos nuestra personalidad, con la imagen que damos de lo que somos.

Los Principios expresan la realidad. Si esta realidad no es congruente con la imagen que damos de nosotros mismos, el doblez se percibe y al final la realidad nos alcanza. Los Principios son nuestra verdad, nuestro yo interior, lo que nos caracteriza cuando nadie nos está viendo.  

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