Es imposible No comunicar. Aunque no lo escribamos o digamos con palabras, nuestro lenguaje
corporal habla por nosotros.
En su libro The Pragmatics of Human Communication, Paul
Watzlawick escribe que “Uno no puede No Comunicar. La gente arriba, debajo y a
nuestro alrededor en la organización está constantemente prestando atención
cuando uno menos espera que lo hagan, y parecen no estar prestando atención
cuando uno más quiere que lo hagan. Ellos ponen atención a las palabras que Ud.
dice y a las palabras que decide no decir. Están pendientes de lo que Ud. hace
y de lo que podría haber hecho pero decidió no hacer. Están atentos a sus
actitudes y a la resonancia o disonancia que sus actitudes tienen en relación a
sus palabras y sus acciones.”
Comunicar es un proceso, pero también una actitud. Con
frecuencia nos encontramos que buscando una mejor oportunidad, esperando contar
con mejor información o estar mejor
preparados, los gerentes y supervisores posponen o evitan comunicarse con sus
subordinados, craso error. Si Ud. No
comunica clara y firmemente desde la fuente, alguien lo hará por Ud.
Una de las maneras más efectivas de comunicarse es oír, y la
más efectiva de todas es escuchar empáticamente, pero para llegar a ella
necesitamos ascender cinco escalones.
Nivel 1: IGNORAR
Si pudiéramos definir esta etapa en una sola palabra sería ¡Qué Fastidio! Damos
a nuestro interlocutor lo que llamo “Complejo de Poste”: que quien nos habla es
un objeto inanimado que no merece ni una de nuestras orejas, mucho menos lo que
está adentro.
Nivel 2: PRETENDER
OÍR Hacemos el aguaje: Sí, sí, qué interesante… formulamos una que otra
pregunta para salir del paso pero en realidad lo que estamos percibiendo es un
murmullo lejano que no nos dice nada, no dejamos que penetre, oímos el ruido pero
no las palabras.
Nivel 3: ESCOGER QUÉ OÍR Nos dejamos cegar por nuestros Paradigmas y solo procesamos lo que
coincide con nuestra forma de ver las cosas, con nuestras ideas o convicciones
y lo filtramos con “esos anteojos” a través de los cuales percibimos el mundo.
Este es el perfecto ejemplo de “Parálisis
Paradigmática: La Enfermedad Terminal de La Certeza”; una
forma muy común y altamente destructiva de oír, sobre todo en la Alta
Gerencia.
Nivel 4: OÍR CON
ATENCIÓN Aquí se separan del bulto los verdaderos líderes. Ponemos atención
a nuestro interlocutor, internalizamos sus palabras, somos abiertos, mostramos
interés, profundizamos y medimos sus planteamientos contra nuestras percepciones;
creamos confianza.
Nivel 5: ESCUCHA
EMPÁTICA El nivel superior. Manifestamos interés genuino por conocer no
solo los hechos sino de comprender lo que está detrás de los hechos, hacemos
preguntas relevantes. Requiere valentía, humildad y dar evidencias de un alto
respeto por nuestro interlocutor sin dejarnos cegar por nuestras propias
opiniones.
La escucha empática crea el clima adecuado. La gente percibe
en Ud. un genuino deseo por escuchar sus planteamientos y comprender sus puntos
de vista, baja sus defensas, y es entonces que se establece un legítimo proceso bidireccional.
Ver Video: Escuchar con Empatía
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