jueves, 9 de mayo de 2013

El Bombardeo de Chocolate de Berlín - Un Ejemplo de SER la Diferencia


Para comenzar esta historia debemos situarnos en Alemania, el en año 1948. El país había sido dividido entre las cuatro potencias vencedoras, las cuales rápidamente se habían agrupado en una Alemania occidental, y una oriental dominada por los rusos. A su vez, la capital, Berlín, había sido dividida de la misma forma pero la ciudad en si estaba en la zona soviética, creando una isla occidental controlada por Francia, Inglaterra y Alemania en medio de un mar rojo.

La antigua gran capital era solo las ruinas de la grandeza de la ciudad. 6 años de guerra y 3 de ocupación habían reducido a la más absoluta pobreza tanto a la ciudad como a sus habitantes. La supervivencia era por medio de los artículos que llevaban los ejércitos aliados, hasta que luego de una escalada en el nuevo conflicto que comenzaba a vivirse entre occidente y Rusia, conflicto que se conocería como la guerra fría, Stalin decide quedarse completamente con Berlín rindiéndola por medio del hambre, por lo cual ordeno cerrar la vía de comunicación entre Berlín Occidental y Alemania Occidental que pasaba por territorio controlado por los soviéticos. Los aliados occidentales reaccionaron creando lo que se conocería como el Puente Aéreo de Berlín, en el cual movilizaron cientos de aviones cada día con el fin de proveer alimentos y víveres a los 2.5 millones de personas que quedaron sitiados dentro de Berlín Occidental. Y es bajo este panorama, que comienza esta historia.

La situación era tremendamente difícil, a pesar de que se realizaban cientos de vuelos cada día, con despegues y aterrizajes cada 3 minutos en cada uno de los 3 aeropuertos en Berlín, la situación era crítica para poder proveer a los más de 2 millones de berlineses. Entre estas idas y venidas, un joven piloto de un avión de transporte se dio el tiempo de observar a un grupo de pobres niños que venían a ver subir y bajar los aviones detrás de los cercos del aeropuerto. La historia cuenta que al ver las caras de asombro de los niños, en un gesto de simpatía, saco un par de barras de goma de mascar de sus bolsillos y se los lanzo a través del cerco. Dos de ellos saltaron desesperados a tomar el inesperado regalo, pero luego de alcanzarlos, ocurrió algo que asombro al joven aviador. Los niños que alcanzaron las golosinas, en vez de quedárselas para ellos solos, prefirieron compartirlas con el resto dividiéndolas en partes iguales, y lo más asombroso, fue que todos ellos no se los comieron sino que se contentaron con solo poder olerlas. Habían pasado tanto tiempo sin poder sentir el placer de tener algo así que con solo hacer eso se sintieron como los niños más afortunados del mundo. Conmovido, Gail Halvorsen, el joven oficial, les prometió volver y compartir más dulces con ellos. Al siguiente día, ya en Alemania occidental, Gaill compra todos los dulces que puede y construye como sea un par de pequeños paracaídas para lanzar por la ventanilla de su avión su regalo a sus pequeños amigos. Y así comienza día tras días a bombardear Alemania, con dulces. Para que los niños pudiesen distinguirlo de entre los cientos de aviones cargueros que volaban cada día, decide comenzar a darles una señal: Ladear sus alas al acercarse. A los pocos días seria conocido entre los niños de Berlín como "El tío ladea alas": el bombardero de dulces.

Al poco tiempo todo el mundo se da cuenta de que algo está pasando. En tierra, cada día más niños comienzan a reunirse para ser "bombardeados". En el aire, más y más pilotos siguen el ejemplo de Gail, formando el comando de bombardeo de candies (Operación "pequeños víveres") y en occidente, gracias a la cobertura de la prensa acerca de los bombarderos de chocolate, muchas empresas comienzan a donar grandes cantidades de dulces y grupos de personas se unen armando los pequeños paracaídas que son usados durante la operación.

La operación crecía día a día, a pesar de los grandes problemas, la ciudad, luego de muchísimo tiempo, comenzó a sonreír a pesar del acoso al que se veía sometida. La esperanza había vuelto a Berlín.
Y así continuaron las operaciones tanto del puesto aéreo como de los bombarderos de dulces durante el resto del año.  Finalmente, el 12 mayo del 49, los soviéticos se dan por vencidos, la ciudad había sobrevivido. El 23 del mismo mes, se decreta la fundación de la República Federal Alemana, la unión oficial en un solo país de todos los territorios que sostuvieron el puente aéreo. A los años después los rusos volverían a intentarlo con un muro, pero la semilla de la libertad ya había germinado en los corazones alemanes.

Posteriormente Halvorsen volvió a su natal Salt Lake City. Durante su carrera militar, llego al grado de Coronel, y en los 70s fue enviado como comandante de la base aérea del aeropuerto Tempelhof, en Berlín, donde comenzó esta historia, para luego de retirarse de la fuerza aérea, servir con su esposa como misioneros en Gran Bretaña en los 80s y en Rusia en los 90s.

Hasta el día de hoy es considerado como un símbolo de las relaciones AlemanoAmericanas. Durante las olimpiadas de invierno del 2002 en Salt Lake City, la delegación Alemana le solicito que portase su bandera durante el desfile inaugural. Pero más allá de ello, su historia es todo un símbolo de como un pequeño acto de amor puede convertirse en una acción que puede cambiar completamente la historia de un país completo, de millones de personas.

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