lunes, 29 de abril de 2013

La Dirección de tu Carrera. . . la Dictas Tú




Fuera de nuestra vida familiar, no conozco ninguna otra área en la cual las personas, universalmente, desee lograr mayor influencia y sentido de contribución que en su trabajo.
Estos deseos tan naturales contrastan con la creciente frustración y desgaste que tantos de nosotros sentimos. Inclusive aquellos que ya han avanzado en sus carreras se hacen preguntas como: ¿Realmente vale la pena lo que hago? ¿Estoy haciendo algo que trasciende? ¿Para qué voy al trabajo todos los días y me desgasto la mente, solo por dinero?
Lamentablemente con mayor frecuencia y rapidez de lo que deseáramos que sucediera, nos encontramos con que nuestra fortaleza y nuestras convicciones ceden ante los viejos y arraigados hábitos, a lo urgente, y a las expectativas que otros tienen de nosotros.
La respuesta a esta espiral descendente no está en buscar “arreglitos” de corto plazo que nos saquen del hoyo, o en fórmulas “milagrosas”, o en técnicas “geniales”. 
Tampoco es un asunto de “vendernos bien” o ceder ante la “realidad” que nos dice que así son las cosas, o así es como deben ser. 
Las verdaderas soluciones residen más bien en “Principios” universales y permanentes que siempre han logrado éxito en el largo plazo.
Estoy convencido que hay un enorme poder que late en nuestro interior que nos hace capaces de definir el curso para un cambio consistente, que nos permite alcanzar el crecimiento, la efectividad, la capacidad de influencia y la profunda satisfacción que deseamos en nuestras carreras. A continuación voy a permitirme esbozar algunas ideas que nos ayuden a iniciar este camino.
1.     Asume tu propia responsabilidad sobre las situaciones  actuales y futuras. El futuro de tu carrera estará influenciado principalmente por  tus esfuerzos, tu competencia, tu carácter, y tu habilidad para  construir relaciones con otras personas.
Evita la tentación de culpar a otros por las circunstancias y dificultades que te rodean: a tu jefe, al mercado, a la debilidad de los demás. Concentra tus esfuerzos en aquellas áreas en las que Tú estés verdaderamente capacitado para influenciar, y sonría a aquellas que escapan de su control, al menos por los  momentos.
2.      Identifica aquellas fortalezas y talentos que son únicos en ti, y determina cómo puede duplicar el tiempo en tu trabajo en que utiliza estas fortalezas y talentos.
Con demasiada frecuencia nos desgastamos atendiendo esas cosas urgentes del día a día y entonces descuidamos a aquellas que pueden crear mucho más valor para nuestra organización y que aprovechan esas habilidades dentro de nosotros, cuyo resultado es innovación creativa y satisfacción profunda.
Has más y más de aquellas actividades que tus habilidades particulares te permiten hacer mejor. Pregúntate constantemente: ¿Cómo puedo aprovechar mejor mis fortalezas y usarlas más efectivamente? ¿Cómo puedo aprovecharme mejor?
3.    Estudia las verdaderas necesidades actuales y los retos de tu organización y desarrolla un plan que te permita, para el final del año, haber sido la diferencia significativa que llevó a resolver ese reto; o haber creado algo que cumpla estas dos exigencias: haber superado las expectativas de todo el mundo, y que haya creado algo que sea de importancia y valor para tu organización.
4.     Usa algún medio o herramienta de planificación que te ayude a mantener en primera fila las metas y objetivos claves que deseas lograr. Sin ellas, con frecuencia somos arrastrados por la corriente de aquellas cosas que son urgentes pero no importantes.
Recuerda, el mayor enemigo de lo mejor es lo bueno.
5.     Siéntate con la persona a quien tú le reportas y clarifica las mutuas expectativas que cada quien tiene sobre el otro, y desarrolla un acuerdo formal o informal entre los dos. 
6.     Duplica el tiempo que tú destinas a oír a los demás: compañeros de trabajo, clientes, suplidores, hijos, amigos, etc.
Tu boca fue diseñada para cerrarse, tus oídos no. Tú tienes dos oídos y una boca. Úsalos como fue el deseo del Creador. 
7.     Finalmente, desarrolla un plan para tu educación continua y tu desarrollo personal. 


No importa cuán avanzada haya sido tu educación, o cuán profundo y exigente haya sido tu entrenamiento en el trabajo. Con el increíble proceso de cambio que estamos viviendo en la economía mundial, tú puedes estar seguro que el conocimiento recibido tiene una vida media no mayor de cuatro años, y en algunas profesiones, menos.
Lee constantemente trabajos, extractos, libros y revistas en tu área de especialización.  
Desarrolla un programa de ejercicio físico que te mantenga fuerte y mejore tu vitalidad.
El trabajo no lo es todo. Tome el tiempo necesario para relajarse, distraerse, y renovarse.
Desarrolle relaciones sólidas con amigos y familiares. Esto lo ayudará a mantenerse alerta, fresco, y capaz para enfrentar creativamente las vigorosas exigencias y las tremendas oportunidades que lo esperan en su futuro.

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